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jueves, 16 de julio de 2009

Algo sobre la Amistad

La amistad requiere de dos valores fundamentales: el RESPETO y la CONFIANZA.
Si falta uno de ellos no puede haber amistad. En efecto, si hay respeto hay lealtad y compromiso, si hay confianza hay sinceridad y cercanía. Todo lo demás estará presente o aparecerá como consecuencia de esos valores: el afecto y la empatía; la alegría y la palabra oportuna. Estar presentes aún en la distancia, aprender a compartir alegrías y problemas, apoyarse mutuamente, etc. Algunas personas adultas y jóvenes confunden la amistad con relaciones que se basan en la complicidad, en el compromiso interesado, en compartir la diversión y evadir las dificultades o responsabilidades. Sólo interesa pasarlo bien. Y mientras el otro me sirva a ese propósito entonces será mi amigo o amiga ideal. Para otros, el amigo es aquel que le aconseja principalmente lo que quiere escuchar y no lo que debería saber. Muchos quieren ser escuchados pero les cuesta escuchar. La amistad nos hace mejores personas y nos ayuda también a mejorar nuestro mundo, a hacerlo más humano.
La amistad necesita del respeto y la confianza para que realmente sea amistad.

miércoles, 15 de julio de 2009

Alumnos silenciosos

Tú y tus alumnos. Esos niños y jóvenes que jamás hablan necesitan también una mirada atenta de tu parte. Pueden ser víctimas de un sentimiento de soledad, una timidez paralizante, algún temor, una ansiedad. O puede ser sólo una característica de su personalidad, un ser tranquilo, reservado, observador. En cualquier caso, debes darle oportunidades de crecimiento como a todos los demás. Conocer a ese alumno o alumna desde tu perspectiva de adulto y guía, sin incomodarlo ni invadir su privacidad. No pretendas que sea como los otros, los bulliciosos o “participativos” como aquellos que siempre preguntan o se apuran con las tareas y están prontos a lograr tu aprobación. Quizás aquel también está participando a su modo, escuchándote y tomando nota de todo lo que tú dices. O quizás está lidiando con su vida o sus problemas e intenta superarse compartiendo sus dificultades con tu clase. Si, es probable que requiera tu atención, tu apoyo, una palabra o una distancia atenta. Mientras trabajan no olvides dedicarle un minuto como a todos los demás o quizás dos minutos a diferencia de los demás.

sábado, 7 de febrero de 2009

Relación Profesor - Alumno según Carl Rogers

CARL ROGERS (1902-1987), psicólogo estadounidense, caracterizaba así la relación entre el profesor y el alumno: 1. El alumno quiere aprender: se supone que experimenta el deseo natural de aprender, descubrir y avanzar. Es natural, porque toda persona experimenta la inquietud por saber sobre todas las cosas y en particular sobre su entorno. Nadie es indiferente al aprendizaje natural, aquello que nos comunica con el medio o nos entrega las armas para desenvolvernos en el. 2. El alumno aprende mejor cuando observa que el contenido de las asignaturas es pertinente e instrumental para sus propios objetivos. Se supone que el aprendizaje efectivo se produce no cuando el profesor impone la tarea para beneficio del alumno, sino cuando la tarea importa al alumno como persona. Por eso, el aprendizaje debiera ser autoiniciado y autodirigido. Eso implica que el profesor no da tareas en el sentido tradicional, sino que más bien trata de inquietar al alumno para que enfrente nuevos desafíos. 3. La facilitación del aprendizaje se apoya en el carácter de la relación profesor-alumno. Se da por sentado que el aprendizaje se facilita mediante una relación aceptadora y no amenazadora: Si el alumno se encuentra bajo presión externa, la amenaza y la evaluación impiden que aprenda. La relación entre el profesor y el alumno está marcada por cuatro características: - El profesor valora al alumno. El profesor atiende y respeta la individualidad de cada alumno. Ante esto el profesor tradicional responde que "no tiene tiempo para dedicarlo individualmente a cada alumno" o "Los alumnos son difíciles". Pero, no se trata de una atención propiamente individual en el sentido literal, sino del respeto al ser humano y a sus características individuales. Saber percibir que en la sala tengo 30 ó 45 alumnos diferentes y que mi discurso no debe ir dirigido a un sólo tipo estandarizado de ser humano porque ese estándar no existe, existen sólo similitudes pero no hay una persona igual a otra. - El profesor confía en el alumno, cree en él. Juzga que el alumno desea aprender y madurar y que encierra esa potencialidad. La actitud tradicional es: "No todos los alumnos son dignos de confianza y siempre están tratando de engañarnos". "Debemos ejercer una presión constante sobre ellos si queremos mantener altos niveles de rendimiento" - El profesor establece empatía con el alumno, se esmera por comprenderlo, por entender sus problemas y percibir el ambiente sociocultural en que está inserto. La actitud tradicional del profesor se centra en las diferencias generacionales, las influencias sociales y de los medios de comunicación, etc. para explicarse y justificarse en una actitud que no avanza en este sentido. - El profesor es él mismo. Intenta ser auténtico, honrado, ejemplar, experimenta en él las exigencias valóricas que hace a sus alumnos. A la vez, es una persona real, inserta en el mundo actual y no un mero realizador de una tarea o un rol. 4. El profesor está dispuesto a experimentar y cambiar en respuesta a las nuevas tendencias, avances tecnológicos o nuevas situaciones que se le presentan en el ejercicio de su labor. Actitud tradicional: "Mis métodos están bien probados y me dan resultados en toda situación". Destaquemos al final, que Rogers enfatiza la empatía como medio de establecer mejores relaciones entre el psicoterapeuta y su cliente en particular y entre todo tipo de relaciones humanas en general como es el caso de la relación entre el profesor y el alumno.

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